Durante el segundo semestre del curso pasado, estuve pensando en qué podía hacer en verano, ya que no me apetecía quedarme en Marbella sintiéndome improductiva, buscaba hacer algo distinto. Investigando por internet, encontré una página web que se llama IVHQ Volunteer donde ofrecían programas de voluntariado por casi todo el mundo. Me decidí por Nepal porque siempre ha sido un país que me ha llamado mucho la atención, y además hace dos años intenté realizar un voluntariado allí pero, a causa del terremoto de 2015 no se realizó el viaje. La organización proporcionaba mucha información sobre el país de destino, qué cosas debías llevar o qué atuendo era el más indicado.
Cuando llegué a Nepal, nos reunimos el grupo de voluntarios y nos dieron un curso de formación en Katmandú donde nos explicaron las tradiciones, la cultura, o el contexto religioso y social. Después de ello nos llevaron a Pokhara, la ciudad donde yo realicé mi voluntariado y muy conocida por su precioso lago.
En Pokhara me alojaba en la casa de unos nepalís, con cuatro voluntarios más. Durante las mañanas estaba en un orfanato cuidando a niños entre tres y cinco años. Mi labor consistía en jugar con ellos, encargarme del comedor y darles clases de inglés básico. Por las tardes daba clases a niños entre doce y quince años que tenían alguna dificultad en el colegio y necesitaban ayuda adicional.
La verdad es que fue una experiencia muy enriquecedora. Pese al poco tiempo que estuve allí (fui durante un mes), pude ayudar a mucha gente. Pero además, este viaje me ha permitido poder conocer una cultura completamente distinta a la mía, con tradiciones muy diferentes a las que estoy acostumbrada. Conocí a mucha gente de otros países que estaban en Nepal también de voluntariado o simplemente estaban viajando. Todas las historias que me contaron y todos los momentos que pasé en Nepal me han hecho querer seguir viajando por Asia para conocerlo mejor, y si es de voluntaria mejor.
-- Candela de Fortuny Rodríguez --
COLEGIO MAYOR STA. Mª DEL PINO