Bodas de Diamante de Guadalupe y Guille
Canarias
Gracias Guadalupe y Guillermina por estos 75 años de fidelidad al Proyecto de Dios.
Bodas de diamante de Guillermina Ortega y Guadalupe Suárez
Y llega el momento de seguir dando gracias por estos 75 años de fidelidad al Proyecto de Dios en las vidas de Guillermina y Guadalupe. Ellas sintieron un día la llamada que Padre Dios les hacía para seguir a Jesús como Dominicas Misioneras de la Sagrada Familia.
Gracias a sus padres: Norberto y Carmen, padres de Guadalupe; Guillermo y Paula, padres de Guillermina. Ellos sembraron en cada una la semilla de la fe y como personas familiarizadas con la vida del campo, la fueron cuidando regando, podando, orientando, alimentando con la Palabra de Dios, integrándolas en la vida de la Parroquia y cultivando la devoción a María bajo la advocación de la Virgen del Pino.
El terreno estaba preparado para recibir esa otra semilla de la vocación a la Vida religiosa. Guillermina y Guadalupe la acogieron, se fiaron y respondieron con un sí al Proyecto de vida que Dios les brindaba.
Gracias Guillermina por tu entrega generosa y silenciosa
Hoy agradecemos, tu bondad y capacidad para ponerte al servicio de la comunidad. Las labores de tus manos, hechas amor, nos recordaran siempre que el Reino de Dios es como un grano de mostaza o como esos manteles de croché o esos cuadros de punto de cruz que puntada a puntada fueron saliendo de tus manos, como reflejo del el amor la ternura y la belleza del Dios que te habita. Gracias Guillermina por tu capacidad de amar desde el silencio, la oración, la escucha y la palabra oportuna.
Gracias Guadalupe por convertir los obstáculos en oportunidades.
La luz de tus ojos se fue apagando en un momento dado, pero toda las luces y colores que te ofreció haber vivido en la zona de la finca de Osorio en Teror, rodeada de prados, montañas, árboles, campos de trigo salteados de amapolas, hicieron que siguieras disfrutando de todos los colores del arcoíris que quedaron para siempre grabados en tu memoria y se reflejaban en tu carácter alegre y ocurrente. Te esforzaste en aprender en braille para seguir comunicándote por medio de la lectura y escritura. Muchos te recuerdan como la persona que ponía siempre aliento y humor en las situaciones difíciles. Allí, compartías, alegrabas con tus cantos, escuchabas, animabas y eras testigo del amor de Dios.
Gracias a Santo Domingo de Guzmán, a la Madre Pilar y al Padre Cueto por entregarnos la antorcha del carisma dominicano en el que la oración, la búsqueda de la verdad, la comunidad y la Predicación, centran nuestras vidas.