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Doctor Mauricio Anselmi: “El Médico de hoy debe tener sensibilidad ante todo”

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La experiencia a veces suele acumularse en vivencias que retornan al presente con el recuerdo. Los cuentos, anécdotas y demás episodios se van archivando de manera sumatoria en la vida de los que decidieron enaltecer la vida, con la atención de la salud de las personas más necesitadas, y a su vez son referencia de un sinfín de estudios en el área de la Medicina, que los hacen respetables por sus nombres y apellidos.

Martín de Porres

 Mauricio Anselmi ha logrado reunir los mejores calificativos, en su trayectoria como Médico General. Con más de 24 años de experiencia en la atención de la salud, Anselmi comenta haber visto de todo un poco en la consulta general que ha mantenido por 15 años en el Dispensario San Martín de Porres ubicado en el barrio Las Mayas, del Distrito Capital.

Vecinos del lugar, aunque también pacientes que lo visitan desde Charallave, Cúa, Petare y otros sectores, reconocen en Anselmi el profesionalismo y la atención cercana que, con dedicación y esmero, también se proyecta en un tipo de complicidad que sabe defender la confesión de las enfermedades más diversas. En una mañana como la de hoy, Anselmi atiende a niños y adultos, con diagnósticos tan cambiantes como una fisura anal en un bebé, una trombosis en las venas de un adulto, neumonías, depresiones, hipertensión, casos de diabetes, infecciones respiratorias, diarreas, entre otros.

 “Aquí tienes que tener cabeza para todo. La cantidad de pacientes nuevos que llega es tanta que parece absurdo”, comenta Anselmi sobre el día a día de su atención de salud. El contexto comunitario que se mantiene relacionado con su profesión y la cercanía con su barrio natal, La Pastora, lo han llevado a reconocer que los ciudadanos necesitan que se mantenga la oferta en atención médica. No en vano, al Dispensario San Martín de Porres llegan diariamente más pacientes de los que pueden atenderse.

 comunidad

 “La prevención es lo primero y en este país no existe”, destaca Anselmi en referencia al predominio de la Medicina curativa sobre la preventiva que finalmente, según su experiencia y los indicadores internacionales, precisamente desahogaría en un 80% la congestión permanente en los hospitales. “Si hubiera un buen sistema de salud no existieran los hospitales tan congestionados”, enfatiza y menciona lo importante del acceso a la salud para la zona de Las Mayas.

 “La comunidad necesita atención médica, no porque quieran hacerse un control. Los que vienen son los que ya pasaron por varios hospitales y terminan aquí”, destaca Anselmi.

 “Soy feliz con la comunidad”

 En un médico como Anselmi, el secreto de la confesión ha sido una práctica que ha ido de la mano de la práctica médica. Sus pacientes más antiguos y una que otra persona que no haya logrado dar en sus días con respuestas éticas a sus preguntas más íntimas, se aproximan a su consulta en búsqueda de una guía o solución. La cita médica se convierte en franca comunicación entre dolencias y analgésicos, palabras y actitudes, posibilidades y cambios en una comunidad que reúne indistintamente a ingenieros, abogados, amas de casa, carpinteros, albañiles, estudiantes, letrados y no letrados.

 Generación de relevo

 Anselmi confiesa no sentirse imprescindible para la comunidad, cuando lo verdaderamente necesario es el mantenimiento de la consulta en el dispensario. Al momento de pensar en la generación de relevo insiste en la importancia de la sensibilidad en los nuevos profesionales, precisamente ese compromiso que a él lo ha llevado a subir las estrechas escaleras del barrio Las Mayas para asistir a los enfermos más críticos que ya ni pueden ser trasladados al dispensario; o tal vez un poco de la misma energía que lo ha llevado casa por casa a ubicar sondas en pacientes terminales con cáncer de próstata. “El Médico de hoy debe tener sensibilidad ante todo”, señala.

 “Yo perdí la capacidad de asombro”, advierte Anselmi ante las experiencias que a la fecha se acumulan en el trabajo comunitario que mantiene en Las Mayas, pero que se inició en las favelas de Brasil, cuando por los años 80´se dedicó a cursar estudios de Medicina en la Universidad Federal de Espíritu Santo, en la época más crítica y conflictiva para los estudiantes que aspiraban a ingresar en la Universidad Central de Venezuela.

Por Patricia Pérez