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Ecos de la JMJ Madrid 2011


“Y la esperanza no defrauda”. Tampoco en esta oportunidad.

 

   Ha pasado un mes desde aquel día en el que nos disponíamos a recibir a los primeros jóvenes que llegaban como peregrinos para participar de la Jornada Mundial de la Juventud, JMJ 2011, en Madrid. Queríamos que todos se sintieran acogidos, que tuvieran el ambiente adecuado para participar en las distintas actividades que, desde Familia Dominicana y desde la Iglesia en Madrid, habíamos preparado para ellos.

   No podemos ocultar que también teníamos algunos temores: Todo se había realizado con cariño y buscando lo mejor, pero, ¿responderíamos a las expectativas de los jóvenes? ¿Seríamos capaces de atender, como requerían, a los doscientos jóvenes a los que nos habíamos comprometido a acoger? ¿No habríamos sobredimensionado nuestras capacidades? Tanto la comunidad Santa Mª del Pino, como la de Santa Mª de Yermo estábamos comprometidas en la acogida, y contábamos con la valiosa colaboración de las Junioras, que trasnocharon y madrugaron preparando murales y que se comprometieron a ayudar en el reparto del desayuno, así que, en medio de la incertidumbre, sobresalía la esperanza.

   “Y la esperanza no defrauda”. Tampoco en esta oportunidad: Los peregrinos llegados de Chile, Guatemala, Cuba, Camerún, y las Islas Canarias venían con una alegría, un entusiasmo,… … y una paciencia para esperar turno, que hicieron que todo resultara más fácil de lo previsto. Disfrutamos también cuando nos compartían la rica experiencia que suponía la participación en la Eucaristía de inicio, en la catequesis de los obispos, en el Vía Crucis… y, por supuesto, la presencia del Papa, sus enseñanzas, su entusiasmo al hablar a los jóvenes, y también el gesto de “quedarse” en la vigilia a pesar de la tormenta.

   Hoy damos gracias a Dios por todo lo vivido, y deseamos que todos los que nos acercamos de algún modo a esta JMJ 2011 sigamos “firmes en la fe, arraigados en Cristo”, y que anunciemos, con la palabra y con la vida, el amor de ese Cristo en quien creemos, que es capaz de derribar barreras y lograr un mundo de hermanos en el que cesen todos los odios y todas las rivalidades.