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La experiencia de compartir con los laicos nos ha transformado... XIX CG. Caleruega, 21-07-2016


Una vela encendida por cada Provincia acompañaba las semillas -símbolo del día anterior- y unas cartulinas de colores que representan la diversidad de nuestras misiones...

Dia 21 de julio de 2016
“Ser capaces de vivir el presente de forma apasionada y mirar al futuro con memoria agradecida”.(Pino Calderín)
Hoy ha sido un día cargado de emociones. Comenzamos con el rezo de la mañana en torno a la Palabra, las hermanas de la Provincia de San José nos invitaron a vivir desde la confianza en que el Señor es nuestra luz, su palabra es “lámpara que nos ilumina”. Una vela encendida por cada Provincia acompañaba las semillas símbolo del día anterior y unas cartulinas de colores que representaban la diversidad de nuestras misiones… Así que con este convencimiento de que “la Palabra de Dios es luz en nuestro sendero”, comenzamos este nuevo día.
Pino Calderín dirigió unas palabras de agradecimiento a los laicos que hoy se despedían de nosotros… y la verdad fue un momento emotivo, donde realmente nos despedíamos como familia, con mucho cariño mutuo… Ellos siguieron camino para visitar algunos lugares de los alrededores de Caleruega.
Una vez en la sala Capitular, Verónica Raffety, comenzó con unas palabras que podían resumir lo que habíamos vivido en los dos días anteriores: “la experiencia de compartir con los laicos nos ha transformado… ya no somos las mismas”… Ciertamente algo nuevo ha brotado en nosotras.
El trabajo que siguió a continuación fue por grupos y el tema fue concretar algo más la parte de “predicar con otros”, pasos que podemos ir dando para que se dé esta predicación… Pensando en el futuro.
Después de este tiempo de profundización volvimos al Capítulo y tuvimos un tiempo de compartir… Escuchando a los laicos ayer y con el trabajo de hoy, es un momento privilegiado para seguir potenciando la vocación dominicana en el laicado.
Nuestro trabajo de la tarde fue de lectura y profundización de la Memoria del Equipo General y la Provincia de San José. Mucha vida entregada, compartir de grandes acontecimientos, profundidad en la misión, sentido de familia… También preocupaciones, pero “muchos retos” cargados de proyectos e ilusión para nuestro caminar hacia el futuro.
En clima de mucha serenidad tuvimos nuestra oración de la noche, sencilla, con espacio para el silencio y el encuentro personal… El Magnificat fue nuestro canto de despedida del día… agradecimiento a Dios por las obras grandes que hace por medio de nosotras y de tantos laicos que se unen a nuestro caminar.